Foto de Sebastián León Prado en Unsplash En muchas ocasiones me encuentro hablando de la felicidad, porque no hay otro anhelo más profundo del ser humano que ser felices y, en cambio, parece que es algo que es casi imposible conseguir. Para indagar esta realidad, lo primero que podemos hacer es ver que expresamos con la palabra felicidad, porque tal vez estamos entendiendo cosas diferentes.
Para mi la felicidad es un estado en que conecto con una sensación profunda de Paz, una sensación donde no hay conflictos ni lucha. Algo así como una sensación de plenitud, de que no necesito nada más. Es gozo, alegría sin motivo. Vivo cada momento convencido de que la vida es un don único como yo… ¡Qué alegría ser consciente de eso! Raimon Panikkar Pero parece que lo más habitual es no estar en Paz, es sentir que la vida es una lucha constante donde hay que competir para sobrevivir. Entonces, aparecen los miedos en sus distintas formas: ansiedad, depresión (aunque la depresión está asociada a la emoción de la tristeza, consecuencia de sufrir una pérdida, también podríamos contemplarla cómo el miedo a no volver a ser feliz. ¿No te parece?), ira ( la ira da energía para luchar pero creo que en lo más profundo hay un gran miedo)... Vivimos la vida por partes, creemos que después de dedicarnos un tiempo para la lucha y nuestras obligaciones debemos tener momentos de placer, momentos en que desconectemos de eso que nos agota, porque luchar es agotador, y podamos disfrutar de experiencias agradables. Y es aquí donde creo que nos perdemos, pensamos que en la búsqueda de placer vamos a encontrar esa paz. Así pasan nuestros días, semanas y meses. Con momentos de "bajón", cuando hacemos cosas que nos disgustan o nos aburren, y momentos de "subidón", buscando continuamente experiencias que nos proporcionen placer y nos hagan olvidar la otra cara de nuestra vida. En cambio, la sabiduría nos dice que la felicidad es un estado interior, algo que ya está dentro de nosotros y que no podemos encontrarla en las cosas externas. La felicidad es un estado en que cabe todo, incluso experiencias del dolor y sufrimiento, y, sin embargo, al mismo tiempo sentirnos bien, en Paz, en conexión con la Vida. La búsqueda del placer, creyendo que así seremos felices es una trampa que nos lleva a una vida de más sufrimiento porque dependemos de cosas externas y, si observamos con atención la vida, las cosas externas son efímeras, no perduran. Así que acabarán y entonces, sino antes, volveremos a encontrarnos insatisfechos. La felicidad está dentro de nosotros, sólo tenemos que tener el coraje de cambiar nuestra mirada hacia nuestro interior y cultivar una vida de atención que nos muestre todo aquello que ya es valioso, aunque a simple vista parezca ordinario. Este cuento de Nasrudin, que parece un chiste pero que tiene una gran sabiduría, tal vez, lo exprese con más claridad: Estaba Nasrudin una noche oscura en la calle buscando algo debajo de una farola. Al verlo un vecino suyo le preguntó: -¿Qué haces Nasrudin?- Nasrudin contestó: - Buscando las llaves de casa que he perdido-. El vecino entonces le dijo: - No te preocupes que yo te ayudo, las buscaremos entre los dos y así seguro que la encontramos- Pasó mucho tiempo y el amigo cansado de la búsqueda le preguntó a Nasrudin: -¿Pero, estás seguro de que las llaves que se te cayeron aquí?- - ¡No!, que va, se me cayeron en casa, pero allí está más oscuro- Contestó Así que no busques fuera lo que sólo puedes encontrar dentro de ti, aunque las luces del exterior sean más atractivas.
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JAVI LUCASInstructor de Mindfulness y aprendiz de la Vida (llevo una L en la espalda) Archivos
October 2021
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