Foto de Radek Skrzypczak en Unsplash. Hace poco me até los zapatos sin prestar mucha atención, de una manera descuidada, y no apreté lo suficiente los cordones. Así que cuando salí a pasear noté que los pies se movían dentro de ellos, que no estaban estables y me incomodaban cada paso que daba.
Me paré y me volví atar los zapatos. Sin embargo, en esta ocasión, me los apreté demasiado fuerte, me pasé de largo, y al comenzar de nuevo a andar noté que me apretaban tanto que parecía que estaba estrangulando los pies, volvía a estar incómodo. Entonces me detuve una tercera vez y con más atención y cuidado me los até de nuevo, de esta manera pude conseguir atarlos sin que sintiera los pies apretados ni sueltos, me sentía cómodo y estable. Parece que atarse bien los zapatos es tan fácil o difícil como el resto de las cosas de cada día. Se trata de cómo encontrar el equilibrio en mi vida. No pasarme ni de corto ni de largo porque la mayoría de cosas que hago, si no les presto suficiente atención, me llevan a un exceso de esfuerzo y tensión, apretando y luchando para conseguir algo. Y este exceso de tensión y energía me va constriñendo, me va apretando y no me deja vivir, no me deja respirar y disfrutar de las cosas. Y en otras ocasiones me voy al lado de la dejadez, de la resignación, de la condescendencia y no me esfuerzo, ni soy lo suficiente constante en aquellas cosas que son importantes para mi y que pueden llevar a una vida de más bienestar y de más felicidad. Entre estos dos espacio hay otra posibilidad, el punto de equilibrio o el camino del medio que lo habito cuando hago el esfuerzo adecuado para aquello que es importante para mi. No me dejo llevar por un esfuerzo excesivo ni me quedo en la indulgencia. Este punto de equilibrio no es fácil, puede que sea más difícil de lo que parece, pero es el único lugar donde puedo estar cómodo y confortable. Ya lo decía el gran poeta Antonio Machado en uno de sus proverbios, que recuerdo en muchos momentos del día: “es el mejor de los buenos quien sabe que, en esta vida, todo es cuestión de medida: un poco más, algo menos”. En mi experiencia llegar a este equilibrio requiere de un elemento muy importante, una atención continua, momento a momento, ser consciente. Cuando me encuentro distraído y disperso no consigo este equilibrio y voy dando bandazos del excesivo esfuerzo al abuso de la permisibilidad. Por eso medito y practico Mindfulness, porque quiero encontrar ese equilibrio que me ayuda a atarme bien los zapatos y otras cosas más.
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JAVI LUCASInstructor de Mindfulness y aprendiz de la Vida (llevo una L en la espalda) Archivos
October 2021
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